¿Para qué sirve un psicólogo?

Porque recurrir a un psicologo

Como psicólogos tenemos la responsabilidad de que nuestra profesión esté reconocida como la de otros profesionales de la salud pero, desafortunadamente, no siempre es así y es por ello que deberíamos facilitar información y conocimiento del sector a nuestro entorno.

En este caso quiero hablarte de para qué sirve un psicólogo y qué se puede esperar acudiendo a terapia (ya sea terapia online, terapia de pareja, terapia individual, terapia grupal…).

Otra de nuestras responsabilidades, también, es la de desmitificar mitos instaurados, que se han ido construyendo sobre nuestra profesión y nuestras competencias. 

Algunas de las funciones que las personas asocian con la terapia son: aliviarse y desahogarse, conocerse más a uno mismo o la recepción de consejos. Pero lamentablemente ninguna de ellas, aunque resulte chocante, debe ser el objetivo de la función de un buen psicólogo, puesto que de ser así, no es sorprendente que se cuestione y ponga en duda nuestro papel en la sociedad.

Vamos, pues, a desmentir y resolver ciertos mitos: 

La terapia no sirve para aliviarse y desahogarse.

Sí es cierto que el simple hecho de contar nuestros problemas, de expresarnos,  nos libera y desahoga, pero este no es la función de un psicólogo, puesto que es un papel de simple escucha.

Sí puede provocar que la persona reduzca su angustia inicialmente y de manera temporal, pero es poco probable que le sirva para solucionar y afrontar aquello que le preocupa. 

El psicólogo no sirve para dar consejos.

Los consejos son algo personal y se adquieren con la propia experiencia vital. En cambio, facilitar pautas y recomendaciones terapéuticas es nuestro cometido.

Una pauta o recomendación terapéutica, se basa en conocimientos y se ofrece tras una evaluación previa para tratar de ser lo más personal posible.

No podemos esperar que el psicólogo nos diga cómo hacer las cosas en determinadas materias, por eso, muchas veces algunos pacientes se sienten decepcionados si ven que su terapeuta es joven o no comparte algún aspecto de su vida, sintiendo que no les va a poder comprender o ayudar.

Por poner un ejemplo, ¿En qué va a basarse entonces el terapeuta para ayudarme si no está casado o si nunca ha sufrido un accidente como yo?

Si necesitas alguien que te de consejos, habiendo vivido esa experiencia concreta, entonces es mejor preguntar y acudir a alguien que tenga un recorrido vital y experiencias similares a la nuestra. 

¿Qué nos puede aportar entonces ir a terapia?

Un psicólogo es un profesional formado para ayudarnos y acompañarnos a modificar nuestra forma de comportarnos, tanto si queremos mejorar nuestra manera de afrontar las cosas o nuestras emociones, o  si buscamos gestionar de manera más adecuada algún problema. 

La base de todo psicólogo es la de los mecanismos humanos de aprendizaje, del funcionamiento fisiológico y de la mente humana; todo ello basado en estudios contrastados de observación a las personas y en donde se han desarrollado y elaborado técnicas específicas. Es por ello, considerado un experto acerca de cómo y porqué cambian y se forjan las personas. 

Así, las pautas que puede proporcionarte un psicólogo, son la vía más rápida y directa de entender y ser conscientes de lo que nos hace sufrir y sentirnos mal y de esta forma, aprender a mejorar notablemente nuestra calidad de vida y nuestro estado anímico.

Acudir a terapia sirve para plantearte cambiar, ya sea un pequeño hábito, o encontrar una mejor gestión a un problema que nos ha afectado y nos limita desde hace tiempo, entre otras cosas. 

¿Por qué las personas sienten vergüenza de ir a un psicólogo? 

Es cierto que la psicología es una ciencia relativamente joven, pero somos los propios psicólogos los que muchas veces, por mala praxis o malos ejemplos, hemos acabado dando una imagen insignificante e incoherente de nuestra profesión.

Pero es cierto también, que a la hora de divulgar qué es la psicología, no siempre resulta fácil. Es difícil ser preciso y concreto en los medios de comunicación y en redes sociales, cuando se buscan titulares y no explicaciones técnicas, pero sí cabe tener en cuenta que es importante distinguir nuestras opiniones personales de lo que como psicólogos profesionales, podemos abordar o no. 

Hay límites que no podemos obviar y trabajos que, sencillamente, nunca deberíamos aceptar: vender libros de consejos y no de técnicas psicológicas, participar en tertulias televisivas o en la calle, donde no somos capaces de explicar las bases científicas en las que basamos nuestra opinión… Por cada intervención desafortunada que se hace de nuestra profesión, desprestigiamos la ciencia que ha desarrollado durante décadas y que podría cambiar la vida de una persona.

Si con nuestra práctica honesta y nuestras comunicaciones, no transmitimos y damos valor a lo que hacemos, estaremos dirigiendo a las personas a tener la idea que un psicólogo no es útil, idea totalmente errónea del papel beneficioso que tiene el psicólogo y psicoterapeuta para una persona y en la sociedad.