Viajar como terapia. Mi viaje a Bali ♡

bali

Hace tiempo que tenía este post pendiente pero han sucedido tantas cosas este tiempo. Así que como os prometí aquí mi relato, mi experiencia de mi viaje a Bali.

Mi manera de dar la bienvenida a este 2021 es compartiendo el que fue mi viaje a Bali hace justo hoy 3 años.

Viajé a este pedacito de tierra por segunda vez el primer día de Enero de 2018, un día que se presentó intenso, lleno de emociones, entre ellas, el miedo.

Bali quedó en mi retina la primera vez que lo visité justo unos meses antes, el verano de 2017. Visité la isla por primera vez, acompañada de mi compañero de camino.

Fue un viaje inolvidable, lleno de mucho descubrimiento y de fascinación constante por lo que la isla nos iba mostrando a cada paso. Bali es una isla especial y mágica y ha marcado un antes y un después en mi vida respecto a muchas cosas.

Puede sonar muy típico Bali, cuando no se conoce. Yo misma había hecho mi prejuicio, sin saber, sin conocer, solo por cosas que me había contando, cosas que había visto.  

Mi mente había hecho su propia idea sin haber estado allí, y tonta de mi, y por mucho tiempo le creí. 

Durante mucho tiempo no me llamó nada la atención viajar a Bali, todo y que soy una viajera voraz, siempre abierta a conocer mundo, me dejé engañar vilmente. 

Había caído en los prejuicios de mi mente, creyendo que era el lugar típico de turismo, abarrotado de gente, con poco encanto… Pero ¡Qué equivocada está la mente casi el 99% de las veces!

Suerte que llegó la inspiración y ese verano decidimos viajar rumbo a Bali. Y fue un regalo en muchos sentidos.

Y como ese año para mí, fue un año donde me cuestioné muchas cosas, un año lleno de vaivenes emocionales, de mucho malestar, y de aprendizajes, decidí volver meses más tarde, pero esta vez sola. 


No fue una decisión premeditada, ni una decisión fácil. Si fue una decisión rápida(así soy cuando siento algo con claridad, mi sacral responde con rapidez. Esto lo dejaré para otro post). 

Este viaje era una necesidad surgida desde mi, desde mi yo. Era allí dónde quería volver, donde quería reencontrarme


Un retiro en la isla apareció delante de mí, gracias a mi querida Elka @ama.come.vive.brilla y Nathalie @1loveyoga ¿Casualidad, Causalidad? Todo pasa por algo.

Las fechas eran peculiares, puesto que el viaje coincidía con la llegada del nuevo año, reyes y mi cumpleaños. Me pareció un autoregalo maravilloso, además cumplía con la promesa que me hice a mí misma un año antes de celebrar mis cumpleaños junto al mar y con calor. No había duda, era mi momento. Y así fue.

No os voy a engañar, fue una decisión dura, porque por momentos me sentí egoísta, por el hecho de “darme” ese tiempo y ese espacio para mí, dejando mis obligaciones, trabajo, familia, y en fechas tan “señaladas”.  Pero es necesario encontrar la manera de escucharse, sea en la medida que sea, pero escucharse de verdad y de corazón, con amabilidad, sin presión ni exigencias. 

No podemos dejarnos condicionar por las opiniones y necesidades de los demás. Somos lo más importante que tenemos, porque si nosotras/os no estamos bien ¿Qué podemos darle al mundo y a los demás?

Entonces ¿Quién mejor que yo misma para cuidarme, dándome el tiempo y el espacio necesarios? Llevo tiempo practicando en estos y sin duda, es lo mejor que he podido hacer por mí aunque me queda muchísimo camino todavía por aprender.

bali

Antes del viaje, llevaba tiempo ahogándome en Barcelona. Me sentía colapsada y con ansiedad. Todo, cualquier cosa me suponía demasiado. Había decidido dejar el centro donde colaboraba desde hacía 5 años y buscar otro lugar donde visitar a mis pacientes. Fue una búsqueda precipitada, pero necesaria.

Me estaba perdiendo. Necesitaba apartarme un poco y retraerme del mundo para primero, dejar atrás esa ansiedad y presión y para luego, ir viendo con más claridad qué y cómo quería que fuera mi vida y sobre todo, cómo hacerlo posible. Estaba desbordada, desordenada, superada

Las despedidas no fueron “agradables”, transité mucha incomodidad, y tristeza pero a la vez me sentía impaciente por llegar. Antes de volar lloré mucho, me sentí aterrada así que visualicé y puse intención en el viaje, y durante el vuelo lo volví hacer(había tiempo de sobras). 

Minutos antes de aterrizar, no sabía si soñaba o era real. Sentía una controversia de sensaciones que me invadían, pero dejé fluir el sentir y dejé que me acompañasen. Miedo, tristeza, ilusión, valentía… eran algunas de ellas. Venían conmigo y no sabía si permanecerían, sólo el pasar de los días lo diría.


Siempre había querido hacer un viaje sola, y aunque no fue bien bien estar sola, puesto que allí me encontré con mujeres maravillosas, sí fue viajar sola. 

Un viaje donde viajé a mi interior, me redescubrí y reconecté conmigo, a través de otras mujeres, de la fuerza del grupo, a través de la meditación, de la comida sana y del yoga(el cual no practico con frecuencia, cosa que me sacó también de mi zona de confort). 


Me fui a meditar, respirar y buscar el silencio. ¡Bendito Silencio! Recuerdo el día de Reyes, que fue nuestro día de silencio completo(12 horas sin hablar), como el más impactante, el más creativo y el más revelador de los días que pasé allí. 

Lamentablemente nos hemos convertido en autómatas y sobrevivimos ausentes. Estamos expuestos a millones de estímulos constantemente. No sentimos, sólo hacemos.

Una vida en la que predomina la rapidez, la inmediatez, los cambios, …

Vivimos una infoxicación mental que daña a nuestra introspección y perjudica nuestra paz y calma interior. Nos roba la atención. Nos desbordamos de información, inundados de atracciones y distracciones externas, huecas de contenido y de valor.

Y por eso la necesidad de silencio para darnos un espacio a nuestro diálogo interno y un espacio de presencia para que la conciencia fluya”. 

Un viaje, un retiro… no solucionan la vida, pero ese tiempo me aportaron mucha calma, tranquilidad, perspectiva y me ayudaron a comprender cosas en las que no había indagado ni profundizado que me sorprendieron muy profundamente. Tanto para bien como no tan bien. 

Es uno de los mayores regalos que podría haber tenido y haberme ofrecido. 

Cada uno tiene que encontrar su manera de honrarse, de cuidarse y regresar a sí mismo. 

Para mí viajar es siempre una gran ayuda pero no puede por supuesto solucionarlo todo y en este viaje, me dediqué a meditar, respirar, escribir y ordenar mi mente, mis pensamientos, emociones, necesidades y deseos. 

retirobali

Una pausa en el tiempo para aprender de nuevo cosas que se olvidan durante el camino,  pero que son tan simples como el silencio, el vivir momento a momento, sentarse, observar y sentir. Cuidarse y compartir.

¿Qué me llevé de Bali? Bali y el retiro me dieron tiempo, espacio, silencio, calma, tranquilidad, amor, perdón, aceptación, observación, querer, sentir. 

Me aportó mucha creatividad, confianza, dirección y foco. Y no puedo estar más infinitamente agradecida.

Gracias Bali, gracias por todo lo que me enseñaste. 

Gracias a mí por dar ese paso tan valioso.

Gracias Elka y Nathalie por hacerlo posible.

Gracias a las mujeres maravillosas que allí conocí. 

Gracias a los que me apoyaron en la distancia.

y Gracias a ti que me lees y me acompañas.

Irene♡

bali
Irene Ferreras FernandezVIAJES