Meditación

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La meditación es una de las técnicas de atención plena más extendidas por todo el mundo y aporta un sinfín de ventajas en la salud de quien la practica, así como en su calidad de vida a todos los niveles.

Sin embargo, en nuestra sociedad existen numerosos mitos alrededor de esta práctica. Aquí os muestro algunos de los más extendidos:

Meditar es dejar la mente en blanco. Aunque se trata de uno de los mitos más extendidos acerca de la meditación y el motivo por el que muchas personas se rinden con frustración, la realidad es que meditar no consiste en detener o eliminar tus pensamientos. De hecho, este enfoque sólo genera estrés y una conversación interna aún más ruidosa, ya que no podemos detener nuestros pensamientos, pero sí podemos decidir cómo queremos atenderlos y la atención que queremos darles. Inevitablemente, durante nuestra práctica vendrán pensamientos a nuestra mente. En estos casos, lo que podemos hacer es tomar consciencia de estos, y, sin juzgarnos, amablemente con nosotros mismos, volver a enfocar nuestra mente en nuestro objeto de atención, ya sea la respiración, un mantra, o cualquier otra técnica utilizada.

Meditar es un escape del mundo real. El verdadero propósito de la meditación no es desconectarse y alejarse de todo, sino todo lo contrario. Se trata de sintonizar y crear un contacto con tu verdadero Yo, que va más allá de cualquier circunstancia externa. 

Sus beneficios aparecen tras años de práctica. Muchos de los beneficios de la meditación aparecen de manera inmediata, con la primera sesión. Es cierto que la práctica regular de la meditación ofrece beneficios más profundos a largo plazo, pero muchos de ellos podrás experimentarlos de manera inmediata, como la reducción del ritmo cardíaco, la mejora en el sistema inmunológico, el desarrollo de la concentración y la memoria, y por supuesto, una mayor sensación de calma, serenidad y bienestar en tu día a día.

Es solo para personas tranquilas. Es para todas las personas, no importa quiénes sean. Todos  necesitamos tiempo para relajarnos, recargar las baterías y pensar qué ocurre en nuestras vidas. La atención plena es una de las mejores maneras de darle un descanso a la mente y de regresar renovado y relajado para enfrentar nuevos desafíos.

Se trata de una práctica espiritual o religiosa. La meditación es una práctica que nos lleva más allá del ruido mental hacia un estado de mayor quietud, silencio y calma interior. No implica una orientación espiritual específica ya que, de hecho, muchas personas de diferentes religiones la practican sin generar ningún conflicto con sus creencias.

Es necesario tener mucho tiempo y material. Meditar al menos unos minutos al día, siempre es mejor que no hacerlo ninguno. Cuando meditamos regularmente, en realidad estamos ganando más tiempo, porque esta práctica lleva a nuestra mente a un estado de alerta-relax, un estado que produce mejoras en la respiración, disminuye el ritmo cardíaco y la presión arterial y reduce la producción de las hormonas del estrés y la ansiedad, eliminando así la sensación subjetiva de que “no tengo tiempo”. Este estado de alerta-relajada proporciona un verdadero y refrescante descanso para el cuerpo y la mente. En cuanto al material, lo único que necesitas es un lugar tranquilo donde sentarse y constancia. Nada más.

La meditación es un ejercicio mental que nos permite experimentar calma y armonía interior, y nos ayuda a enriquecer nuestra vida y a disfrutar de cada momento de una manera más completa y plena.

Meditar es una bonita forma de autocuidarse y tan solo requiere de un lugar cómodo donde sentarse y de constancia.

No es necesario asignar una tarde completa o una hora entera de nuestro día para meditar. De hecho, numerosos estudios han demostrado que meditando 5 o 10 minutos cada día, ya se produce un relajamiento del cuerpo y la mente suficiente como para lograr esa armonía interior que te va a permitir afrontar el día con energía positiva. A veces, incluso, puedes practicar la meditación durante tus quehaceres diarios, como por ejemplo, mientras te cepillas los dientes, cocinas o te duchas. Tan solo necesitas hacerlo con atención plena, siendo consciente de que en ese momento estás haciendo eso, y que, por tanto, no puedes estar haciendo nada más. Porque cuando estás anclada en el presente, no puedes estar en el pasado o en el futuro. Lo único real es el ahora.


Respiración de aterrizaje. La práctica de este ejercicio te va a permitir centrar tu atención en el momento presente y atenuar el flujo constante de pensamientos, recuerdos, imágenes e ideas. También te permitirá descargar la tensión acumulada de una manera muy sencilla, concentrando tu atención en una respiración profunda única, controlada e intensa.



Irene Ferreras Fernandez