La Aceptación

No se trata de vivir sin nuestros pensamientos, emociones o sensaciones sino saber utilizar nuestra mente, y todo su contenido(si la mente también es creadora de contenidos) y potencial a nuestro favor, y no al revés.

Cargamos con nuestra historia, eso es cierto, por eso se trata de comprender que esas experiencias influyen, en nuestra manera de afrontar.

La buena noticia: Siempre estamos a tiempo de aprender una nueva relación más adaptativa con nuestros pensamientos, emociones...

Y como no, no será desde la lucha, desde el rechazo o la evitación, sino desde la aceptación, siendo amables y realistas con nosotras mismas.

¿Qué es Aceptación? 

“Dame, señor la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia”.


Esta plegaria es tan conocida universalmente porque se refiere a un enigma básico de nuestra existencia, ¿Qué hacer cuando la vida nos pone en situaciones adversas?¿Cómo podemos hacer frente al dolor, a la muerte, al rechazo, la enfermedad y otros miles sobre los que no tenemos control?

La aceptación es la alternativa al control. 


Podemos aprender  lo que se puede controlar y lo que no, y luego reorientar nuestra energía en consecuencia. 

Y sí, sabemos que el hecho de que algunas cosas no se puedan controlar resulta difícil de asumir, porque de cualquier manera, a nosotras nos toca asumir el efecto interno que esas cosas nos producen.

De modo que para vivir una vida significativa son necesarios el valor y la sabiduría, pero no nos enseñan a cómo conseguirlo, ¿Verdad?

El estar constantemente escuchando nuestras emisoras de la radio, “alimenta” la evitación, y hace que nos sea más difícil prácticamente imposible la aceptación. ¿Por qué? Porque al creernos cien por cien lo que dice nuestra mente, creamos la ilusión de que lo que dice es la única realidad. 

Algunas de las maneras de “sentirnos mejor” consisten en escapar, evitar o tratar de eliminar nuestras vivencias negativas. Es un alivio inmediato, pero a largo plazo es una trampa con nefastos efectos. 

Entonces Aceptar es: Adoptar una postura voluntaria e intencional, abierta, flexible y libre de juicios en relación al momento presente.

¿En qué se parecen aceptar y rendirse?

La aceptación no debe ser confundida con rendirse o pasar de todo.

La actitud de apertura, tiene un carácter flexible y también activo. Aceptar no significa aguantar, apechugar, resignarse o soportar. No significa dejar las cosas como están, si es posible y depende de nosotras cambiarlas. 

Significa abrazar las experiencias tal y como son en el presente, porque así elegimos hacerlo.

Entonces sabiendo esto ¿Qué no es la Aceptación?

❧Aceptar no es ceder

❧No es resignarse

❧No es rendirse

❧No es fracasar.

Aceptar se apoya en una actitud de “estar dispuesta” a entrar en contacto con nuestras vivencias internas desagradables, y con las situaciones que pueden activarlas.

La actitud de “estar dispuesta” es la antesala a la aceptación. Esta actitud consiste en la elección de estar frente aquello que nos resulta desagradable; la aceptación es lo elegimos hacer con ello.


Para poder aceptar algo, primero se tiene que ser consciente de ello. No rechazarlo, no evitarlo, no huir de ello. Si evitamos, reduciremos nuestro contacto con la manera en que el presente se conecta con nosotras, y disminuimos nuestra inteligencia vivencial.

Permanecer en contacto con nuestras emociones, con el presente, con nuestra historia, nos permite darnos cuenta de lo que nos funciona y de lo que no, nos ayuda a tomar mejores elecciones. 

Irene ♡

Irene Ferreras Fernandez