Entrenar la atención en un mundo acelerado
Entrenar nuestra atención y dirigirla resulta cuanto menos fácil, especialmente en un mundo donde vivimos acelerados, hiperconectados y nuestra atención se alejan del momento presente.
Los infinitos pendientes en nuestra to do list, en la bandeja de entrada del email, las stories y reels de nuestro instragram… Vivimos rodeados de distracciones constantes.
El resultado es que nuestra atención se divide y nuestra mente abre la puerta a pensamientos a los que no hemos invitado y que no nos gusta que estén ahí.
La atención hace que todo lo percibamos más bonito, pero eso no se aplica a cuando concentramos la atención en nuestras emociones desagradables como el miedo o el enfado.
Además no nos engañemos, no conseguiremos que esas emociones sean más bonitas, si no que nos centrará en lo que realmente son. Pero esto, es tan necesario como vital para nuestra supervivencia.
La atención logra que todo crezca tanto lo agradable como lo desagradable.
No solemos dedicar tiempo a entrenar nuestra atención, sobretodo porque no nos ayuda para eliminar lo que no nos gusta, por ello, subestimamos su gran potencial, todo y que nuestra atención tiene una gran relevancia sobre nuestra felicidad y nuestro bienestar.
Las prisas nunca son buenas consejeras, además le añadimos una agenda llena y las infinitas distracciones que nos rodean y nos roban la atención.
Repasamos la lista de lo que tenemos que hacer en la ducha, miramos el móvil mientras conversamos y publicamos fotos de lo que estamos comiendo durante los encuentros con amigos.
Aprende a centrar la atención con estas sencillas prácticas, sólo necesitarás tus cinco sentidos, el sexto tal vez la próxima vez ☺︎.
ENTRENAR LA ATENCIÓN
¿Y si pudiéramos decidir a qué prestar atención? ¿Y si pudiéramos centrarnos en lo que nos empodera y no en lo que nos limita? Sin duda, tendríamos vidas más tranquilas, plenas y con significado.
Aunque nos resultaría imposible eliminar todas las distracciones, sí que podemos aprender a dirigir nuestra atención allá donde queramos.
Los budistas zen fueron pioneros y llevan años haciéndolo. Hace miles de años ya, ejercitaban su “músculo de la atención” a través de rutinas, como por ejemplo la ceremonia tradicional japonesa del té, chadō, que aún hoy día se sigue practicando como una forma de fomentar la atención.
La idea es sencilla: se trata de experimentar y apreciar en todo su esplendor el momento, centrando toda la atención en los aromas, los sonidos, las imágenes, los sabores y las sensaciones que te rodean. Es algo que puedes practicar en cualquier momento y lugar, no necesitas nada más de lo que ya dispones.
VISTA
¿Miras o ves?
Mirar no es lo mismo que ver. A lo largo del día miramos infinitas cosas, pero la mayoría no llegan a nuestra atención consciente. Al centrar la vista de manera elegida, puedes entrenar para ser más consciente de lo que vemos y observamos. Puedes hacerlo en casa o mientras caminas, o puedes hacerlo de manera más formal con una meditación guiada o con una meditación de velas o simplemente observando el cielo y las nubes. Cuando centramos la vista en un objeto, la llama de una vela o el cielo azul y las nubes, dejamos que la quietud de los ojos nos aporte calma.
OLFATO
¿Sabías qué el sentido del olfato es muy poderoso? Los olores nos pueden ayudar a calmar, estimular e incluso despertar recuerdos.
Una caminata por el bosque nos brinda una oportunidad maravillosa para explorar los efectos que los distintos aromas puede tener en nosotros. Los bosques de pinos son lugares con una magia especial, ideales para un paseo olfativo, puesto que las coníferas desprenden olores fuertes y característicos.
Mientras caminas por un bosque, centra tu atención por completo en los olores que te rodean y nota cómo repercuten sobre tu cuerpo, tu mente y tu alma.
GUSTO
¿Cómo comes? Seguro que no recuerdas cómo sabía lo que has desayunado esta mañana, a nos ser que como yo, el desayuno sea tu comida favorita ¿Recuerdas los sabores, las texturas y los aromas? Muy posiblemente, no. En nuestras estresadas vidas, comer se ha convertido en algo que hacemos deprisa y de manera automática, sin prestar de verdad atención y sin disfrutarlo.
Intenta prestar atención a cada una de tus comidas o inicialmente elige tu favorita. Y entonces ¿Cómo comer? Tan sencillo como saborear cada bocado y masticar lento, y varias veces antes de tragar. Intenta percibir la textura, los sabores de los alimentos que comes, y disfruta de este gran momento.
OÍDO
¿Escuchas u oyes?
A diario ignoramos los sonidos que nos acompañan y llenan nuestras vidas. Pero, en vez de ignorarlos ¿Por qué no pruebas a escucharlos? Practicar la escucha atenta.
Cierra los ojos y presta atención a los sonidos que surgen y desaparecen a tu alrededor. Cuando oigas un sonido, no lo reconozcas e inmediatamente lleves tu atención a otra cosa. Sigue el sonido hasta que se desvanezca sin tratar de mentalmente reconocer de qué se trata.
TACTO
De todos los sentidos, el tacto sea posiblemente el que menos atención recibe. Todo y que lo que tocamos nos repercute de una manera muy positiva, está tan presente en nuestras vidas que a menudo damos por sentado y nos olvidamos de prestar atención en él.
Sumérgete en el sentido del tacto prestando atención a los momentos de contacto físico que se producen a lo largo del día. Nota el agua que te recorre el cuerpo en la ducha. Presta atención a la sensación de la ropa sobre la piel. O intenta lavar los platos con los ojos cerrados.
Prestar atención con todos los sentidos es un ejercicio muy valioso que te aleja de distracciones y nos ancla al momento presente.
Espero lo pongas en práctica.
Irene