La importancia del autocuidado


Vivimos tiempos inciertos en que los ritmos acelerados nos atrapan y sumergidos en múltiples tareas, por eso el autocuidado personal y emocional se ha convertido en un aspecto a tener en cuenta como factor determinante de la propia salud física, psicológica y emocional.

Aunque nuestras sociedades están desarrolladas y avanzadas, nos hemos enredado en ritmos frenéticos muy contrarios a las verdaderas necesidades humanas. Partiendo de aquí, el autocuidado se convierte en una herramienta imprescindible para garantizar nuestra salud.


Los sistemas sociales en los que vivimos actualmente, si bien nos han aportado grandes avances tecnológicos y de desarrollo humano, han supuesto una criba en lo que respecta al respeto de nuestras necesidades básicas de cuidado personal.

Los ritmos de vida acelerados; las multitareas en las que nos vemos inmersos; la dependencia del sistema económico; el fomento de la vida urbana como sinónimo de éxito personal y social; etc., nos han llevado a desarrollar muchos hábitos de vida insanos que atentan contra nuestro bienestar físico, psicológico y espiritual.


El autocuidado personal y emocional como responsabilidad personal y social, porque somos humanos y estamos expuestos a la vida, a los cambios, a los altibajos.

Nos preocupamos mucho por los demás pero en ese proceso de preocupación nos olvidamos de cuidarnos a nosotros mismos.

Se trata, en realidad, de una actitud de respeto hacia la propia vida que repercute de manera positiva sobre nuestro entorno.


Incorporar estos hábitos de vida de cuidado personal no es más que recuperar nuestro modo esencial de funcionamiento como seres humanos: convivir de manera respetuosa con nosotros mismos y, por ende, con nuestros semejantes y con la naturaleza.

Es por esto que el objetivo del autocuidado se convierte ya no solo en un modo de tratarnos con respeto a nosotros mismos sino en una responsabilidad personal y social necesaria para garantizara una convivencia más apacible, solidaria y justa para todos.



¿Qué puedo hacer?

Aquí van algunas recomendaciones generales que nos pueden ayudar.


Pedir ayuda: ya sea con una persona más experta o con compañeros, estar en contacto con otros profesionales y buscar consejo, orientación y apoyo es una buena manera de lidiar con el estrés.


Agenda: Organiza tu agenda para poder dedicar tiempo no solo al trabajo, si no también al descanso y al ocio. Si hace falta, “oblígate” a tener horas en las que no te permitas trabajar. Tómate vacaciones de vez en cuando.


Práctica reflexiva: reflexionar y plantearte ciertas preguntas sobre tu bienestar, puede ser un valioso recurso del que merece la pena sacar provecho.


Crea tus propias estrategias de autocuidado. Piensa en aquellas cosas que te hacen sentir bien y prográmalas si hace falta en tu calendario. No todas las estrategias funcionan con todo el mundo, por lo que es importante que descubras qué es en concreto lo que a ti más te sirve.


Aprende a decir que no: trabajo, formación, investigación, artículos, asociacionismo, voluntariado,… Asumámoslo: no podemos con todo, no somos máquinas ni superhéroes.

Está bien decir que no y aceptar nuestros límites. Y respetarlos.


Cuídate física y psicológicamente: los hábitos de vida saludables nunca están de más. Ejercicio, ciclos de sueño-vigilia regulares, buena alimentación, cuidado de las relaciones cercanas…


Terapia personal: ¡No es nada de lo que esconderse!

Al contrario, si lo necesitas, participar en tu propio proceso terapéutico es una manera de ayudar, indirectamente, a aquellos que te rodean.



“No decidimos nuestro futuro decidimos nuestros hábitos y nuestros hábitos deciden nuestro futuro".



El autocuidado es una opción, no una obligación


Solo tú puedes decidir el cuidarte a ti mism@.

Puedes sentirte inspirado o influenciado por las personas que te quieren, las personas que sigues en Instagram, las revistas, tu dietista, tu psicoterapeuta, etc.

Pero solo tú puedes ir un paso más allá y comenzar a cuidarte.


Si no nos cuidamos a nosotros mismos, si no nos priorizamos y nos queremos, será difícil que podamos relacionarnos positivamente con quienes nos rodean; Ya sean amigos, familiares, pareja y/o las personas con las que trabajamos y acompañamos.


Cuidar de ti mism@ es una responsabilidad permanente que tiene importantes repercusiones en el estado de salud y la calidad de vida de las personas, especialmente en la realización de actividades de la vida diaria que van más allá de suplir las necesidades básicas como alimentarse, dormir, etc.


Hacer conciencia de nuestro cuerpo y sus necesidades es el primer paso para desarrollar conductas que favorecen la salud física y mental, promoviendo la autoestima y autovaloración; trayendo consigo beneficios a medio y largo plazo en el mantenimiento de la salud y la prevención de enfermedades.


Cuidar de ti mism@ no es una actitud egoísta o vanidad sino una necesidad.


El autocuidado es un hábito y una cultura para toda la vida.



Irene ♡

Irene Ferreras Fernandez